Cierto día de finales de 1978, el ingeniero Vincent DiPietro, especialista en procesamiento electrónico de imágenes en el Centro Espacial Goddard de la NASA, revisaba los archivos.
Y advirtió con gran sorpresa que un rostro lo miraba desde adentro del grisáceo envoltorio de plástico de la foto 35A72. “Obviamente -pensó en el primer instante- es una foto traspapelada.” Pero apenas la revisó con atención pudo darse cuenta de que no era el caso. Se trataba de una imagen más, entre todas las procesadas en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, California. Y había sido tomada en Marte.
Y advirtió con gran sorpresa que un rostro lo miraba desde adentro del grisáceo envoltorio de plástico de la foto 35A72. “Obviamente -pensó en el primer instante- es una foto traspapelada.” Pero apenas la revisó con atención pudo darse cuenta de que no era el caso. Se trataba de una imagen más, entre todas las procesadas en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, California. Y había sido tomada en Marte.
¿cómo llega una foto de Marte a la Tierra? Dos poderosas computadoras, una en California y otra en la sonda orbital, son los extremos emisor y receptor. En el medio, a lo largo de 335 millones de kilómetros, transcurre la sucesión de impulsos de radio que representan una interminable cadena de unos y ceros, los elementos básicos del código binario, procesados en cada extremo. En Marte, la computadora analiza las tomas y las transforma en números, los que a su vez son convertidos en señales de radio. Al llegar a las antenas, en la Tierra, esas señales son convertidas nuevamente en unos y ceros. Combinados, estos darán como resultado una imagen.
Así fue como llegó a la NASA la cara de Marte. Intrigados, ambos decidieron procesar la foto mediante la técnica de computación conocida como “mejoramiento de imágenes”, un sistema usado por los técnicos de la NASA para perfeccionar la calidad de las fotos obtenidas por naves espaciales. Por medio de esa técnica -magníficamente mostrada en la película Juegos de patriotas- es posible aumentar o disminuir contrastes, colorear, precisar detalles y eliminar errores o “ruidos” originados durante la transmision radioeléctrica. El resultado fue espectacular. En esas imágenes aparecía una cara perfectamente reconocible como tal, pero la ni NASA ni la comunidad científica aceptaron lo que para DiPietro y Molenaar era una clara evidencia. A partir de la publicación de estas imágenes, la bola de nieve empezó a rodar y a crecer.
En 1981, el divulgador científico Richard Hoagland participó En un congreso astronómico cuyo tema central era Marte y en el cual DiPietro y Molenaar expusieron, en una sesión paralela -ya que sus trabajos eran rechazados por revistas científicas y congresos, los resultados de su investigación de la cara, Hoagland no tuvo dudas de que allí había algo más que “una jugarreta de luces y sombras” y desde entonces se volcó con extraordinaria energía e incomparable entusiasmo a desarrollar la “Investigación Independiente de Marte”.
Hoy, ese es el nombre de un grupo dedicado en forma sistemática a desentrañar el misterio. Cuatro años más tarde, se abrió un nuevo capítulo. El ingeniero electrónico Mark Carlollo, especialista en procesamiento de imágenes, agregaría dos aportes cruciales: la transformación de la foto plana en una imagen tridimensional mediante tecnicas de computación y la determinación de que el objeto fotografiado no era una formación natural. Para llegar a esta última certeza partió de una fórmula que permite saber si una estructura determinada es o no fractal, es decir, una forma sujeta a cierto tipo de crecimiento proporcionado-. Y dado que los fractales caracterizan a las formas naturales, cuando una forma no es un fractal, se puede deducir que no es natural. “En conclusión -dice Carlotto, que la cara es un objeto artificial, construido por alguien, pues es el menos fractal de todos los objetos de esa zona fotografiada por las Viking.”
Por su parte, Hoagland llevó adelante una investigación completísima de las relaciones matemáticas entre la cara de Cydonia y las otras estructuras geométricas que se encuentran en la misma zona: la “pirámide”, la “ciudad”, el “tolos” o montículo, el “farallón” y la “fortaleza”. Primero fue la “pirámide”, detectada por Di Pietro y Molenaar en la foto 35A72. Después, ante los ojos asombrados de Hoagland, apareció la “ciudad”.
La describe así: “Un conjunto ordenado y rectilíneo de pirámides entre las cuales otras más pequeñas, dispuestas en ángulo redo a las mayores, y algunos ‘edificios’ cónicos más pequeños. El conjunto mide alrededor de 8 por 4 kilómetros y en su centro tiene un conjunto de cuatro estructuras oblongas que forman un rectángulo con un círculo en el medio, rectángulo que imagino como la ‘plaza’ de la ciudad”. Si existe una ciudad, alguien debió construirla. “Esa verdad me golpeó con toda su fuerza-recuerda Hoagland-. A partir de ese momento, me dediqué a intentar descubrir quiénes podrían ser los seres que habitaron Cydonia, y cuándo lo hicieron.”
La aparición de otra foto de la zona agregó un nuevo ángulo visual. Así como la primera foto había sido tomada en la vuelta 35~ de la Viking, la segunda fue obtenida durante la vuelta 7Oa y llevaba el número 70A13. Una tercera foto, la 70A11, aportó una visión en perspectiva de la zona donde Hoagland había detectado la ciudad: “Entonces ” -dice-, tuve la sensación de estar viendo un lugar donde alguna vez hubo gente, un centro de comercio, arte, comunicación, todas las cosas que la gente hace durante su vida. Era una visión abrumadora.” Absolutamente convencido de que en las fotos de la NASA había mucho más que ilusiones ópticas, Hoagland se lanzó a una frenética búsqueda de explicaciones sobre el misterioso asentamiento de Cydonia. Y su mirada se dirigió al pasado, no ya de Marte sino de la Tierra.
Fue así que empezó a establecer relaciones entre los grandes monumentos de las civilizaciones antiguas y los hallados en las fotos de Cydonia. A través de fatigosos estudios de los mitos egipcios y mesopotámicos, algunos escritores como Robert Temple, autor de The Sirius Mystery, y Zecharla Sitchin, autor de la trilogía The Earth Chronicle llegaron a la conclusión de que esas culturas habrían tenido contacto con extraterrestres. Hoagland quedó fascinado por estos ensayos, que consideró puntos de apoyo para una idea que se gestaba con fuerza creciente en su imaginación: que existiría una conexión Cydonia” con los pueblos de Egipto y Sumer….
John Brandenburg, en su libro ” Accidentes inusuales sobre la superficie de Marte” afirma rotundamente que “… el planeta Marte esta llena de rastros geológicos que conducen a pensar
que en la antigüedad estuvo surcado de ríos y mares…”Las pirámides y la cara de Sidonia así como los otros dos rostros de Utopia, eran simétricamente perfectos y con toda seguridad artificiales”El rumor y la bola de conspiración siguió avanzando “in crescendo” durante toda la década de 1.990, hasta que la Nasa en 1998 terminó con todas las especulaciones de la prensa y de los investigadores independientes, presentando una imagen más precisa de la misteriosa figura de la esfinge, captada por la Mars Global Surveyor, y en la que aparecía esta vez una formación montañosa peculiar, capaz de proyectar confusos efectos de luces y sombras, pero que en definitiva no era sino un monte marciano más.
Eso sí, ahora la referida montaña en la imagen de MGS-Nasa de 1.998, parecía presentar de repente más irregularidades y un terreno mucho más abrupto y desordenado.
que en la antigüedad estuvo surcado de ríos y mares…”Las pirámides y la cara de Sidonia así como los otros dos rostros de Utopia, eran simétricamente perfectos y con toda seguridad artificiales”El rumor y la bola de conspiración siguió avanzando “in crescendo” durante toda la década de 1.990, hasta que la Nasa en 1998 terminó con todas las especulaciones de la prensa y de los investigadores independientes, presentando una imagen más precisa de la misteriosa figura de la esfinge, captada por la Mars Global Surveyor, y en la que aparecía esta vez una formación montañosa peculiar, capaz de proyectar confusos efectos de luces y sombras, pero que en definitiva no era sino un monte marciano más.
Eso sí, ahora la referida montaña en la imagen de MGS-Nasa de 1.998, parecía presentar de repente más irregularidades y un terreno mucho más abrupto y desordenado.
Algunos contornos parecían recordar trazos artísticos que contrastaban con los fríos registros cartográficos y fotográficos en blanco y negro de la Misión Viking. El problema quedó resuelto oficialmente a partir de ese día. Sin embargo, todavía sigue sin encajar bien la información recogida por las misiones Mariner y Viking, cuyos informes no se parecen en nada a las fotografías marcianas que nos han ido llegando en los últimos años……………..
http://veritas-boss.blogspot.com.es/2012/07/cydoniael-misterio-continua.html
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